La empresa cordobesa Porta Hnos. SA, comenzó con el traslado de una planta industrial “llave en mano”, de desarrollo tecnológico propio, que sirve para transformar el maíz en etanol (una variedad de alcohol) y en alimento de alto valor nutritivo para el ganado.
De esta manera, la compañía radicada en la ciudad de Córdoba montará la primera planta en el exterior, marcando un hito en lo que respecta a la exportación de tecnología de avanzada desde Córdoba.
La logística implica 33 camiones desde Córdoba hasta la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde se radicará la destilería. Así, se concreta en un proceso de internacionalización en la región con negociaciones avanzadas en Paraguay y Brasil.
La planta, cuyo valor es 4 millones de dólares, estará operativa en junio de este año y su capacidad productiva será de 5.500.000 litros al año. El equipamiento implicó 70.000 horas/hombre para su construcción, sin contar transporte ni obra civil. Ya tiene otras seis plantas similares construidas en establecimientos agropecuarios en Argentina en los últimos dos años, operativas en las provincias de Córdoba, San Luis y Santiago del Estero, y 4 más que se construirán en 2019, para la producción de bioetanol a partir del maíz y alimento animal.
MiniDest
Las destilerías modulares, automáticas y de operación remota, fueron diseñadas para ser instaladas en establecimientos agropecuarios para la producción de bioetanol y alimento animal. Funcionan totalmente integradas a los procesos del campo, agregando valor en origen, tanto a la agricultura como a la ganadería.
MiniDest maximiza el rendimiento del campo ya que permiten industrializar el grano en su lugar de cosecha, obteniendo energía limpia y alimento de la más alta calidad nutricional para la ganadería.
La tecnología MiniDest, que fue desarrollada para el modelo del productor agropecuario de la región (Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay), distinto al de Estados Unidos y Europa, tiene la misma eficiencia de transformación que una gran planta, un menor costo por litro por el impacto de costos logísticos y energéticos, además de una menor inversión por litro producido.