“Hicimos lo que pudimos”. Esas fueron las palabras de los miembros de la Brigada de Salvamento Minero, que trabajó arduamente durante estos días. El funeral de Julen es un triste recordatorio de que, finalmente, llegaron hasta el cuerpo sin vida del niño que cayó por un pozo en Totalán (Málaga, al sur de España). Ciertamente hicieron lo que pudieron, tal vez más. El país entero que los acompañó en oraciones lo sabe. Y aunque no fue suficiente, los españoles reconocen su entrega.
España esperaba un milagro. Rezaba por un milagro. Pedía un milagro. Fueron días de angustia para todos. Padres, madres, hermanos, abuelos. Todos sintieron el dolor de la familia de ese pequeño como propio.
Hoy, todo un país que lo acompañó en oraciones, lo acompaña en lágrimas.
Una multitud de personas, se congregó este domingo en el funeral de Julen. Entre los asistentes se encontraban los bomberos que participaron en el rescate. Visiblemente emocionados, mostraron apoyo a la familia.
Los habitantes de El Palo, pueblo donde residía el pequeño junto a sus padres y el resto de su familia, acompañaron el féretro hasta el cementerio donde fue enterrado en la intimidad. Previamente se realizó una ceremonia religiosa en la iglesia de la localidad.
Según allegados a los padres, el niño fue enterrado al lado de su hermano Oliver, que murió tras una crisis cardiaca a los tres años de edad en 2017.
Fuente: Cambio16