Los ministerios de Justicia y Derechos Humanos, y de Coordinación, junto a las comunidades que integran el Consejo Indígena, presentaron el jueves un mapa con información georreferenciada que identifica el lugar de pertenencia de los pueblos ancestrales.
El proyecto se denomina Mapatón y permite ubicar espacialmente a cada una de las comunidades, acercando sus saberes, historias y expresiones artísticas. La actividad contó con la presencia de miembros de las comunidades, la academia, el gobierno provincial y público en general.
El trabajo se desarrolló durante varios meses, con la participación de las comunidades indígenas y de personas atraídas por la construcción de un mapa que dé cuenta del lugar de pertenencia de cada pueblo ancestral.
Equipos de los ministerios de Justicia y de Coordinación colaboraron junto a las 14 comunidades que integran el Consejo indígena -que es coordinado por la Secretaría de Derechos Humanos- en el desarrollo del Mapatón.
La presentación del proyecto coincidió con la conmemoración del Día Universal de los Derechos Humanos. Al respecto, el ministro de Justicia, Julián López, valoró que el Mapatón pone en valor la historia, las costumbres y el legado de los habitantes originarios.
Durante la construcción del Mapatón cada uno de los participantes contó su historia, sus orígenes y sus luchas. Fueron diversos los recorridos que tuvieron que transitar para seguir existiendo y preservando su legado. Las diferentes expresiones artísticas son las que identifican a cada comunidad, también sus luchas por ser reconocidos.
Está bajo la coordinación de Marcelo Márquez, coordinador del Consejo Indígena y Marybel Alvarez Gatti, directora de Innovación Tecnológica del Ministerio de Justicia y DD.HH.
Voces originarias
En el inicio del encuentro virtual, Alicia Puga, integrante de la Comunidad Ckatacuna de la Ciudad de Río Cuarto rescató «el respeto y amor que les tenemos a nuestros orígenes». Luego, miró hacia el norte y habló «a las águilas para que nos den la visión», y después al este, donde sale el sol, «para que tengamos luz»; giró su vista hacia el sur y se dirigió al Cóndor para pedirle que «podamos volar bien alto y en paz» y por último se enfrentó al oeste que es por donde viene la luna para que «nos dé descanso».