Se trata del príncipe heredero del trono, Mohammed bin Salman, que asistirá a la Cumbre del G-20 y es acusado por crímenes de guerra en Yemen, entre otros cargos, publicó el diario The New York Times.
La denuncia recayó sobre el juez federal Ariel Lijo, quien la remitió al fiscal Ramiro González, para ver si se trata de un hecho bajo jurisdicción argentina.
Lo cierto es que Arabia Saudita podría haber enviado como representante al padre del príncipe y rey Salmán bin Abdulaziz y se hubiera evitado este tipo de inconvenientes para la Argentina, en el marco de una cumbre de líderes de tal envergadura como lo es el G-20.
Sin embargo, decidió como una provocación mostrar al mundo que no le importan las acusaciones que recaen sobre Mohammed bin Salman, quien además está en la mira por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en Turquía.
En efecto, las torturas y el asesinato del periodista disidente saudí también forman parte de la denuncia.
La CIA concluyó que el príncipe Mohammed ordenó la operación para matar a Khashoggi e informó a varias ramas del gobierno estadounidense sobre sus hallazgos, dijeron a Reuters fuentes la semana pasada.
Khashoggi fue asesinado en el consulado saudí en Estambul el 2 de octubre en una operación que las autoridades turcas dijeron que fue ordenada por el más alto nivel de liderazgo saudí, lo que provocó una gravísima crisis política en el reino.