Si bien ha llegado un momento de calma en cuanto a los precios de los combustibles y se prevé que este contexto se mantenga durante las vacaciones. Desde las principales organizaciones que nuclean a los empresarios del sector señalan que los valores, tras acumular 14 subas a lo largo del año, alcanzaron un punto de equilibrio que no justifica nuevos retoques.
Ahora, el inconveniente que están registrando los propietarios de vehículos al cargar combustible es en la forma de pago, ya que numerosos empresarios del expendio comenzaron a cortar los pagos con plásticos desde septiembre y en el último tramo del año se intensificaron estas trabas.
Los estacioneros argumentan que la medida guarda relación directa con los plazos fijados por las compañías emisoras para rendir las operaciones abonadas con tarjeta.
En efecto, la liquidación cada 28 días establecida por el sistema les provoca una fuerte pérdida de rentabilidad, dado que mientras esperan recibir esos fondos, si se produce una suba de precios se les encarece el valor de reposición del combustible.
Por eso muchos estacioneros ponen como condición para volver a habilitar los pagos con plástico un recorte de ese lapso de espera.
Del lado de las emisoras, sin embargo, no quieren ceder: argumentan que achicar ese gap de tiempo las colocaría en una situación de riesgo financiero. Y que el gran inconveniente, antes que el plazo de liquidación, es el escenario de inflación que no cede.
En este tironeo de un lado y del otro, abundan los empresarios del expendio que sólo están permitiendo abonar con débito o efectivo.