Gilad Pereg, llamado «el hombre gato» por su inusual comportamiento y por sus propias declaraciones, sufrió una descompensación y no hubo maniobras de reanimación que lograran salvar su vida
Este domingo por la noche, falleció el doble femicida Gilad Pereg en un hospital psiquiátrico de Mendoza. De acuerdo a los primeros informes, el detenido de 42 años habría sufrido una descompensación y no pudieron reanimarlo.
Se encontraba con la pena de reclusión perpetua tras ser declarado culpable por el homicidio de su madre, Pyrhia Saroussy, y de su tía, Lily Pereg. Los cadáveres de las mujeres fueron encontrados bajo tierra en el predio en el que vivía el imputado, en la localidad de Guaymallén, Mendoza.
El apodo de «hombre gato» se le atribuyó luego de realizar sonidos similares a un maullido durante el juicio oral. En suma, en aquella situación, el acusado tomó la palabra y explicó: «Yo vivía como gato todo el tiempo, estaba con mis hijos (en referencia a 37 mascotas). Y cuando salía a la calle actuaba como persona. Me costaba y no podía hacerlo por mucho tiempo, solo media hora y luego volvía a mi casa a ser gato».
El medio mendocino Uno indicó que, tras su muerte, la fiscal de Homicidios Andrea Lazo abrió una investigación para constar que el fallecimiento no fue violencia. Durante el último mes del 2023 había sido intervenido por un problema de insuficiencia venosa y le diagnosticaron un avanzado cuadro de várices en sus dos piernas.
«El hombre gato» y el crimen

El asesino de origen israelí hablaba perfectamente hebreo, castellano e inglés. Para los peritos de su defensa, «el hombre gato» padecía de dos graves trastornos: parafrenia (delirios y alucinaciones) y licantropía (autopercepción animal), por lo que consideraban que no era consciente de sus actos. Sin embargo, estos trastornos fueron rechazados por la fiscalía y la querella de la causa. Gilad Pereg había declarado en aquel momento que hubo un supuesto complot en su contra. Insistió que era inocente y que fue incriminado injustamente por el doble crimen.
Las mujeres israelíes, posteriormente asesinadas, arribaron a Mendoza el viernes 11 de enero de 2019. Se hospedaron en un departamento de la capital provincial y al día siguiente se encontraron con Gilad Pereg en el predio abandonado donde vivía. Luego de transcurrir toda la jornada juntos, el acusado testificó que las mujeres habían regresado a la parada de colectivo, pero eso nunca pasó.
La búsqueda duró casi dos semanas, hasta que un allanamiento en la descuidada propiedad logró dar con los dos cadáveres. Estaban enterrados y con signos haber sufrido ensañamiento: su madre sufrió una fuerte golpiza y el cuerpo de su tía recibió tres impactos de bala. Ambas fueron arrastradas hasta un pozo, donde quedaron tapadas con tierra y piedras. Se constató que tenían heridas post mortem, incluso en la zona vaginal, realizadas con hierros.